Pese a que el deporte suele ser asociado a un espacio poco amigable con la comunidad LGBT+ debido al historial de homofobia que cargan históricamente algunas de sus disciplinas, hay quienes deciden convertir sus canchas en lugares seguros para ellos y los demás miembros de la comunidad.
Tal es el caso del Comité de la Diversidad Sexual de Chihuahua (CDSCH) que desde 2014 comenzaron a realizar torneos de voleibol a fin de convertir espacios deportivos en espacios seguros para personas LGBT+, mismo que se volvió una tradición al menos hasta la pandemia, según explica Karla Arvizo, presidenta de este comité:
“Queremos la apropiación del espacio público” fue la respuesta de Arvizo a la solicitud del por qué deseaban que se realizara el torneo en la Ciudad Deportiva, icónico centro deportivo de la ciudad de Chihuahua, al norte de México. Esto con el propósito de quitar el estigma de que la comunidad de la diversidad sexual son ciudadanos de segunda, razón que fue suficiente para que se lo otorgaran.
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Recuerda que en un principio asistieron los participantes solamente, pero al tiempo comenzaron a arribar con porras, sus familiares y amigos, incluso personas que se ejercitaban en este espacio se detenían a observar el partido, con lo que llegaron a tener hasta la inscripción de 25 equipos, lo que reafirmó su decisión de continuar haciéndolo.
“Era mucha algarabía, había mucha camaradería, tanto de parte de los equipos como por parte del público porque la gente iba con banderas, pancartas, incluso música y porras” recuerda, lo que les hizo darse cuenta de la importancia de no abandonar esta actividad que se institucionalizó en la Ciudad Deportiva, al menos hasta la llegada de la pandemia.
Y es que este tipo de actividades lograron marcar a algunas personas, tal como el caso de Raul Artalejo Leija, uno de los primeros participantes del torneo y quien descubrió gracias a este su pasión por el deporte, mismo que no abandona hasta la actualidad.
“Antes me limitaba, bajaba la banderita, la escondía un rato y la sacaba en lo oscurito. (Así) se presta para que haya esa comunidad y confianza de estar con más gente donde te sientes aceptado” comenta sobre ser tú mismo en el deporte en cuanto a tu expresión de género, y de la importancia de estos proyectos deportivos para transformar espacios seguros para integrantes de la comunidad.
Ambos destacan cómo es que dentro de los partidos puede haber fricciones, pero esto es parte de la naturaleza de la competencia deportiva:
“Por mi parte la cercanía y lo que sigo presente jugando voleibol fue gracias a ese torneo que organizan” apunta, por lo que dice es necesario este tipo de espacios como el que comenzó el CDSCH a fin de impulsar a personas LGBT+ a animarse a reclamar y ocupar espacios en todos los aspectos de la sociedad.
Actualmente Raúl además de participar en varios equipos de voleibol, también se dedica a entrenar a distintas personas que quieren mejorar su habilidades en el deporte. De quienes integraron su primer equipo en 2014, dos chicos siguen entrenando con él, junto a varias mujeres y familias enteras que se reúnen alrededor de esta actividad deportiva.
Si bien Raúl Artalejo reconoce que la apertura se ha logrado poco a poco en el mundo deportivo, apunta que esto depende generalmente del deporte que se realice, ya que en algunas disciplinas como fútbol o americano la situación puede ser más compleja.
Es precisamente por esto que reconoce la importancia de que cada vez más personas salgan del closet en el aspecto deportivo a fin de ganar más espacio y notoriedad con el objetivo de hacer notar que la comunidad LGBT+ se encuentra presente en todas partes y abrir la brecha para que las nuevas generaciones se desarrollen en cualquier rama que les guste.