Ser LGBT+ en el Norte de México

Hablamos con tres activistas del Norte de México, y les preguntamos cómo se vive la diversidad LGBT+ en su entorno, en ciudades pequeñas, donde la LGBTfobia es la norma. Escucha este episodio especial de nuestro podcast.

El Mes del Orgullo se celebra en gran parte del mundo, y cada año vemos noticias sobre las manifestaciones en distintos países, campañas de marketing muy ingeniosas, y políticos que aprovechan la fecha para posicionarse. A nivel país, en México se suele poner toda la atención a los eventos que ocurren en la Ciudad de México, y no es para menos, la última Marcha del Orgullo presencial reunió a más de 170 mil personas.

También la mayoría de los contenidos LGBT+ mexicanos que consumimos en redes sociales se producen en la Ciudad de México, y esto pasa con muchos otros temas, no sólo el LGBT+.

Pero incluso quienes vivimos en otras ciudades pocas veces volteamos a ver lo que ocurre a nuestro alrededor con la población LGBT+. En cada pueblo, en cada ciudad, hay historias que pocas veces escuchamos, y es que a veces realmente es muy difícil acceder a ellas.

 

Marcha del Orgullo LGBT+ de Camargo, 2019. Foto: Camargo LGBTI

Hay zonas del país donde vivir fuera del clóset implica un estigma enorme, imposible de cargar, y en ocasiones puede ser hasta una amenaza a la vida de las personas.

Para este episodio hablamos con tres activistas de ciudades muy distintas y con realidades y contextos diferentes: José María Rojo (pero prefiere que le llamen Josema) de Ciudad Obregón, Sonora; Alondra de la Torre (Alo), de Camargo, Chihuahua, y que ahora vive en Monclova, Coahuila; y Eli Verdugo de La Paz, Baja California Sur.

Josema dirige Just Fly, una organización que se encarga de visibilizar los derechos de la población LGBT+ en Ciudad Obregón, que tiene 433 mil habitantes. Con 7 años de trabajo, Just Fly ha logrado integrarse a una extensa red de asociaciones civiles que apoyan a las personas LGBT+ de Sonora, cuando requieren apoyo legal, psicológico o de cualquier índole. Además de generar espacios seguros en eventos, e impartir talleres y pláticas para sensibilizar a distintos sectores de la ciudad.

Alo formó parte de la organización de la primera Marcha del Orgullo de Camargo, en 2016, una ciudad con apenas 40 mil habitantes. Me contó que en aquel entonces recibieron amenazas en redes sociales por salir a marchar: “Nos decían que nos iban a atropellar”. A 5 años de esa experiencia, y aunque ya no reside en Camargo, Alo me dice que ha notado un cambio significativo en las personas más jóvenes, que pueden salir del clóset más fácil que ella en su momento

 

Palacio Municipal de Ciudad Obregón, Sonora. Foto: Just Fly

Eli me habló de las dificultades a las que se enfrentan en Baja California Sur, donde asegura que el gobierno local les hace poco o nada de caso, y que han tenido retos muy grandes a superar para organizarse y demostrar que la población LGBT+ existe y está presente en La Paz, donde viven más de 250 mil personas. Eli forma parte de la asociación La Paz es Diversa.

Hablamos de muchas cosas, los contextos de los tres son totalmente diferentes, pero coincidieron en que es urgente que se tejan redes de apoyo entre organizaciones, donde aquellas que son más grandes (y que generalmente están en la Ciudad de México) ayuden a las pequeñas a fortalecerse.

Los tres me aseguraron que el norte del país no suele ser tomado en cuenta cuando se habla de la población LGBT+, pese a que el machismo y la homofobia se encuentran muy arraigados.


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