En un mundo cada vez más consciente de la diversidad y de la inclusión, las poblaciones LGBTQ+ hemos logrado avances significativos en la lucha por nuestros derechos. Sin embargo, ser parte de esta población no garantiza automáticamente una perspectiva genuina de diversidad, inclusión y libre de discriminación. A través de este artículo explicaré por qué simplemente ser LGBTQ+ no es suficiente para abogar por la verdadera igualdad y cómo debemos ir más allá de las siglas para lograr una representación AUTÉNTICA.
1. Más allá de las etiquetas. La diversidad dentro de la diversidad:
– No todos los arcoíris son iguales: La población LGBTQ+ es increíblemente diversa en sí misma. Incluye a personas de diferentes razas, etnias, culturas, religiones, edades, habilidades y antecedentes socioeconómicos. No podemos asumir que todos compartimos las mismas historias, experiencias o perspectivas.
– La interseccionalidad importa: Las personas LGBTQ+ también podemos pertenecer a otros grupos en situación de vulnerabilidad. Por ejemplo, una persona transgénero de color enfrenta desafíos adicionales que no experimenta alguien cisgénero y blanco. Reconocer estas intersecciones es fundamental para una verdadera inclusión.
2. Representación y liderazgo. Más que una etiqueta:
– Ostentar un cargo público no es suficiente: Tener una identidad LGBTQ+ no garantiza automáticamente una comprensión profunda de las luchas, necesidades y violencias de todas las poblaciones. La representación en cargos de liderazgo debe ir más allá de la etiqueta y considerar la autenticidad y el compromiso REAL con la diversidad, así como el respaldo de esta en un sentido genuino de pertenencia.
– Acción afirmativa y vulnerabilidad: Si bien las acciones afirmativas deberían ser por sí mismas esenciales para corregir desigualdades históricas, no debemos asumir que cualquier persona LGBTQ+ en un cargo nos representa automáticamente a todes. Necesitamos líderes que se preocupen por las voces menos escuchadas y que trabajen activamente para proteger a les más vulnerables dentro de los mismos grupos en situación de vulnerabilidad.
3. Educación y empatía. El camino hacia la verdadera inclusión:
– Aprender y desaprender: La educación es clave. Todes debemos educarnos sobre las experiencias de las personas LGBTQ+ y desaprender prejuicios arraigados. Esto incluye comprender la historia de la lucha por los derechos LGBTQ+ y escuchar las voces de quienes han estado en la primera línea.
– Escuchar y aliarse: La verdadera inclusión requiere aliados comprometidos. Escuchar a las personas LGBTQ+ y apoyar sus causas es fundamental. No se trata solo de ser parte de las siglas, sino de ser un defensor activo y sensible.
Conclusión:
Ser LGBTQ+ es un paso importante, pero no es suficiente. Necesitamos líderes, defensores y servidores públicos que vean más allá de las etiquetas y trabajen incansablemente por una sociedad verdaderamente diversa, inclusiva y libre de discriminación. Juntes, podemos construir un mundo donde todes, sin importar nuestra orientación sexual, identidad o expresión de género, nos sintamos valorados y protegidos.