Opinión

Tenemos voz y la seguiremos usando

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David Adrián García

Editore y reportere. Escribo desde Chihuahua, México. Considero que las historias LGBT+ tienen que ser contadas por personas LGBT+, pero deben ser leídas por todes. Me encuentras en twitter como @DavidAdrianGM, o me puedes mandar un correo a davidadrian@altavoz.lgbt

La participación ciudadana de las personas LGBT+ como clave en la conquista de derechos.

(Este texto fue escrito para la revista Ruta Ciudadana del Instituto Estatal Electoral de Chihuahua, número 11. Descarga la revista completa aquí)

Durante este periodo electoral, seguramente volveremos a escuchar la frase “darle voz a quienes no la tienen”, en los discursos de varios políticos y candidatos, presumiendo vocación de hablar por los sectores vulnerables de la población. Lo que muchos de esos políticos no han reflexionado es que las personas a las que se refieren siempre hemos tenido voz, pero pocas veces nos escuchan.

En el Estado de Chihuahua varios grupos sociales han sido históricamente excluidos de la toma de decisiones, de los grupos de poder y de las mesas de discusión. Las mal llamadas “minorías” (que en realidad, en suma, son la mayoría de la población) quedan siempre a los márgenes del poder, con poca oportunidad para participar.

Uno de estos grupos es la población LGBT+, conformada en el estado de Chihuahua por más de 138 mil personas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta cifra, obtenida a través de una encuesta del 2021, probablemente subestima el número real, ya que se encuentra por debajo del promedio nacional de 5.1% de la población. Sin embargo, aún siendo un grupo tan grande, poco se escucha nuestra voz en los espacios de poder. 

Nuestro papel como ciudadanía chihuahuense a la que no se le reconocen sus derechos debe ser alzar la voz ante quienes buscan nuestro voto. Como grupo social tenemos un peso político importante, que si bien es cada vez más visible en el periodo electoral, va mucho más allá de las urnas. Lo que se ha logrado en materia de avance de nuestros derechos lo hemos tomado por la fuerza, pues no nos han dejado opción. Hago un recuento:

Chihuahua es uno de los 4 estados que todavía no incluye en su ley el acceso a todas las personas al matrimonio (junto a Guanajuato, Chiapas y Aguascalientes), mientras que los otros 28 estados ya cuentan con legislación local al respecto. Sin embargo, gracias al trabajo de organizaciones de la sociedad civil y a varias parejas que interpusieron amparos por la negativa del estado, desde 2015 una orden ejecutiva permite realizar estos matrimonios sin necesidad de un amparo.

Desde entonces alrededor de 150 diputadas y diputados, entre propietarios y suplentes, han pasado por las sillas del Congreso del Estado de Chihuahua y no se han dignado a poner en la ley algo que es una realidad desde hace 9 años.

Cabe mencionar que según el INEGI, en el estado de Chihuahua casi 7 de cada 10 personas (67.3%) apoyaría a su hija o hijo si decidiera contraer matrimonio con una persona de su mismo sexo. Los derechos humanos, por supuesto, no se condicionan basándose en la opinión popular, pero es notable que las y los legisladores de Chihuahua desde el 2015 ni siquiera han atendido lo que la mayoría de los ciudadanos (a quienes aseguran representar) ya toma como algo normal.

Un caso similar ocurre con la adecuación de la identidad de género de las personas trans en sus documentos oficiales, algo que también se puede realizar sin un amparo, pero no gracias a las autoridades, sino a la valiente terquedad de esta población, que no dejó de interponer amparos hasta que el registro civil no tuvo otra opción que tramitarlos sin llevar un juicio de por medio, en el 2021. En febrero del 2023 se emitió por primera vez un acta de nacimiento que reconoce la identidad no binaria de una persona sin necesidad de interponer un amparo en Chihuahua, con base en la misma jurisprudencia.

Hago este recuento para enfatizar el hecho de que estos logros se han conseguido más allá de las urnas: han sido conquistados por chihuahuenses que han exigido que se cumplan sus derechos, y por activistas que les han acompañado y que han presionado sin cansancio para que las autoridades hagan su trabajo. Los pobladores del estado no esperamos pasivamente a que quienes ostentan un cargo de elección popular tengan tiempo y ganas de hacer valer nuestros derechos.

La lucha por la dignidad y la igualdad de las personas LGBT+ en Chihuahua sigue avanzando, y no se va a detener hasta que podamos decir que todas, todos y todes somos realmente iguales.

En octubre del 2021 se presentó en el Congreso del Estado de Chihuahua una iniciativa para prohibir los Esfuerzos para Cambiar la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG) de las personas LGBT+, también conocidas con el término erróneo de “Terapias de Conversión” (porque ni son terapias, ni convierten nada: son un fraude, y según la ONU, pueden ser consideradas un acto de tortura).

Desde entonces la iniciativa ha permanecido en la alta pila de asuntos sin resolver de los diputados de la actual legislatura, arrumbada con decenas de otras iniciativas sociales a las que nunca se les da prioridad. En contraste, es de asombrarse la rapidez con la que se aprueban aquellas iniciativas que son enviadas desde el poder ejecutivo o por otros actores políticos.

En octubre del 2023, quienes acompañamos la presentación de esta iniciativa nos hicimos presentes en el Congreso del Estado, con el fin de “celebrar” dos años de omisión legislativa, 24 meses en que las diputadas y los diputados de la LXVII Legislatura no se han podido (o querido) sentar a escuchar a las personas LGBT+ sobrevivientes de golpes, maltrato psicológico, electroshocks, y hasta violaciones.

Les llevamos un pastel, les cantamos las mañanitas, y entregamos más de 5 mil firmas que reunimos de la ciudadanía para demostrar que no somos sólo un pequeño grupo ruidoso exigiendo nuestros derechos, sino que tenemos el respaldo de miles de personas. Por su parte, los legisladores ni siquiera han cumplido con su deber de instalar las mesas de análisis que prometieron. Por supuesto, por mucho que quieran seguir ignorándonos, no dejaremos de exigir que hagan su trabajo y protejan a las poblaciones vulnerables de este tipo de prácticas.

A quienes lean este texto y quieran sumarse a esta lucha, les invito a buscar organizaciones civiles en sus ciudades, a preguntarle a personas LGBT+ cerca de ustedes cómo pueden aportar algo, y sobre todo les invito a escuchar a esta población y amplificar su voz, de la forma que puedan hacerlo, incluso si solo es a través de una plática casual con algún amigo. Créanme que eso es muy poderoso.

Y a todas las personas que resulten elegidas por la sociedad en este proceso electoral les digo: no olviden que están en ese puesto para representar a toda la sociedad, no a su partido, ni a los intereses económicos de siempre. Pero sobre todo recuerden que su encargo va a durar 3 años, pero la lucha por los derechos LGBT+ seguirá cuando ustedes se hayan ido: decidan estar del lado correcto de la historia.

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