¿Cómo se organizan y financian las Marchas del Orgullo LGBT+ locales?

Primera Marcha del Orgullo LGBT+ en Meoqui, Chihuahua, 2021 - Foto: Misael García

(Este texto forma parte de la investigación “Detrás de los colores: Reflexiones sobre las marchas del orgullo LGBT+ en México. Ve al menú de selección de historias de esta investigación aquí)

De acuerdo con la Alianza Mexicana de Marchas LGBT+, entre mayo y noviembre de 2023, tendrán lugar 95 eventos relacionados con el Mes del Orgullo. 

A través de charlas a profundidad se ofrece un recorrido por los elementos en común, los diferenciales y los particulares que se toman en cuenta para las actividades en el Valle de México, la costa del Golfo y del Pacífico, la Región Sur y los estados fronterizos con Estados Unidos. Asimismo, se abordan las implicaciones de gestionar una Marcha en entidades 1) atravesadas por la derrama económica y la priorización del turismo 2) marcadas por una significativa intervención gubernamental. En la última sección se rescatan las estrategias con las que los comités enfrentan los retos de las movilizaciones jóvenes. 

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Marcha de Orgullo LGBT+ Iztapalapa 2023 – Foto: Alcaldía Iztapalapa

¿Qué ocurre al interior de los Comités que organizan y gestionan las movilizaciones LGBTTTIQA+ en México?

“La Marcha tiene una evolución. También se ha convertido en una fiesta y obviamente hay una derrama económica”, asegura Marco Vidal desde Comité Orgullo Iztapalapa, organización local que desde 2014 encabeza la conmemoración de junio. En nueve años, la demarcación más fervorosa del imperio azteca ha reclamado su lugar en la historia LGBTTTIQA+ capitalina. 

La asistencia inicial fue de 50 personas y, según estimaciones, en las últimas ediciones ha rebasado 500 participantes. El incremento en la convocatoria no es el único motivo detrás de las reuniones que comienzan en enero. 

En Iztapalapa, los eventos para celebrar el Mes del Orgullo se han constituido como factor relevante para la inauguración del primer comedor comunitario, el nombramiento de un área de diversidad sexual en la alcaldía y el fortalecimiento de una cultura por los derechos de las poblaciones que viven con VIH. A diferencia de 2014, en 2023, les integrantes del Comité ven con entusiasmo la apertura por parte de las autoridades locales. 

Actualmente, reciben apoyo por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y cuentan con un espacio para realizar el evento de cierre. En un inicio, el recorrido por una vida sin discriminación culminaba con amedrentamientos en las instalaciones del Metro Iztapalapa. 

Acorde con el titular de comunicación, el progreso encuentra como causa la coordinación en el Comité. Desde la primera Marcha, los acuerdos fueron claros: las convocatorias serían abiertas y honestas. 

A la fecha, esta organización del sur de CDMX no ofrece incentivos económicos a artistas. “[Quienes participan] lo hacen por apoyo. No tenemos muchos recursos para pagar tantos shows”, comenta Vidal. El Comité destina “su propio dinero” a la renta de la plataforma, el equipo de audio, los globos y las bazucas de serpentina. Entre los gastos también se contemplan la impresión de lonas, los alimentos y las bebidas para el talento

Marcha de Orgullo LGBT+ Iztapalapa 2023 – Foto: Alcaldía Iztapalapa

La Marcha de Iztapalapa ha contado con el apoyo en difusión de antros como Cactus Bar México y restaurantes como Café Bananas Night. Asimismo, se ha tenido la oportunidad de acceder a preservativos y pruebas de detección de VIH de manera gratuita gracias a AHF México y Prudence. 


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En 2023, en pleno debate sobre el rumbo de la conmemoración del Mes del Orgullo en CDMX, comités de alcaldías como Tláhuac, Iztapalapa e Iztacalco y de municipios como Chalco y ciudades mexiquenses como Nezahualcóyotl conformaron la primera red para “hacer una agenda LGBT+ y llevar a cabo mesas de trabajo e impulsar estrategias de difusión”. Para esta organización del Valle de México, los acuerdos a respetar están sobre la mesa. “Cada uno costea su propia marcha con sus bolsillos”, subraya Vidal, pues hay un consenso en los temas de transparencia y finalidad de los respectivos eventos:

“Se debe rescatar el contexto histórico de la Marcha. No estamos de acuerdo con que se tenga que estar cobrando un lugar. La transparencia va a hacer que haya más confianza y unión entre los comités. También ayuda a que otras personas apoyen. A veces se presta más atención a los, las y les artistas que se van a traer y no se tiene en cuenta que muchos se cuelgan del movimiento para hacer marketing a su marca personal”. 

Miles marcharon por las calles de la alcaldía Iztapalapa, en Ciudad de México – Foto: Alcaldía Iztapalapa

Los retos de convertirnos de 50 a miles: evolución de las marchas más numerosas fuera de la capital

En la costa del Golfo, Córdoba se ha posicionado como la ciudad con la Marcha LGBTTTIQA+ más grande de Veracruz. Durante la última semana de mayo, colectivos de Orizaba, Xalapa, Huatusco y Tierra Blanca se trasladan al centro para participar en el recorrido. En años anteriores también se ha contado con la asistencia de activistas LGBTTTIQA+ de Monterrey, Puebla y CDMX

De acuerdo con José Osorio, miembro del comité organizador, las reuniones empiezan en enero. Formalmente, son cinco las personas que se encargan de “la búsqueda de los permisos con los policías de tránsito y seguridad, la coordinación con otros municipios y el diseño [de la identidad gráfica]”. Al igual que en Iztapalapa, la primera Marcha del Orgullo en Córdoba (hace 16 años) tuvo 50 asistentes y, a razón de la discriminación en la entidad, se llevó a cabo en un horario poco llamativo. Según recuerda Pepe:

“No les otorgaron el permiso y les pidieron que ‘entre más tarde, mejor’. Salieron a las calles a las 9 o 10 de la noche. El evento se montó en una sola plataforma de tráiler y con unas cuantas banderas. Había un temor de no saber a lo que se enfrentarían. Hubo un par de agresiones religiosas”. 

Con el paso del tiempo (especialmente a partir de 2014 y 2015), “la Marcha se destapó” y la convocatoria albergó a “200 o 300 personas que contribuyeron con la renta de plataformas. También empezaron a asistir más familias, sobre todo de mujeres trans”. 

Durante varias ediciones, “el tema a empujar” fue el matrimonio igualitario, mismo que el Congreso aprobó el 2 de junio de 2022. Ahora, lo que encabeza la agenda es la prohibición de los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (Ecosig). 

Por su parte, el crecimiento de la movilización en Córdoba implicó ampliar las dinámicas de participación y financiamiento. Respecto a las primeras, Osorio apunta que la iniciativa  —ya aprobada y en implementación — de las cuotas arcoíris surgió de algunas movilizaciones en Veracruz. Por ende, no es sorpresivo que asistan funcionarios/as/es. Con relación a la logística, el comité expresa que “una de las contemplaciones particulares” es el clima:

“Buscamos que la cita sea a las 6 p.m. Salimos una hora después porque sirve que ya bajó el sol. Intentamos que no llueva para que quienes vienen no tengan cuestiones de que se les arruine el maquillaje, el vestuario o los equipos de sonido”.

Marcha del Orgullo LGBT+ de Mérida, Yucatán, 2023 – Foto: Lilia Balam

Por lo que comparte Pepe, se sabe que el talento (“sea a bordo de tráilers, a pie o parte del show de clausura”) autogestiona su participación. Sin embargo, no descartan pedir apoyo a la administración local con el montaje de camerinos. 

“Les performers llegan desde las 9 o 10 de la mañana. Hay gente que lleva su plataforma personal. Por ejemplo, tengo una amiga que es una mujer trans y año con año lleva su música. Ella se encarga de todo. Va con su esposa y con las personas que trabajan con ella; son puros hombres gay. Todos salen con un vestuario especial”. 

Al mantener comunicación con comités de otras partes de la República, Pepe tiene conocimiento de que el tema que ha rodeado a la 45° Marcha LGBTTTIQA+ capitalina es la demanda por la transparencia y rendición de cuentas en el manejo de recursos y los procesos organizativos. A título personal, se dice a favor de la petición. “Creo que sí deben haber ese tipo de ejercicios”, asume. “Sobre todo cuando son espacios en los que se cobra”. 

Organizadores de la marcha de Delicias presentes en la Marcha del Orgullo LGBT+ de Meoqui, Chihuahua, 2021 – Foto: Misael García

Cuando piensa en el caso de Córdoba, subraya que “no piden nada a nadie en efectivo”. Considera que “se presta a malas interpretaciones”. Para evitarlo, las, les y los involucrados cubren los gastos que implican “la publicidad, la compra de dulces y otros detalles y la gasolina”. Asimismo, el comité detalla que “si hay invitados (por ejemplo, figuras políticas) pagan la cena o el hotel”

El “poner de su propia bolsa” no significa que no reciban apoyo de quien lo ofrece. “A nuestros empresarios y amigos solemos pedirles que nos manden pelotas, dulces o botellas con agua para repartir durante el recorrido”, explica Osorio. Sobre la participación en la Marcha del Orgullo en esta ciudad veracruzana se tiene claro que “la visibilidad ayuda a la lucha”. No se niega la promoción a “negocios nuevos/pequeños” o marcas que deseen sumarse, pues “quienes lo hacen son de la comunidad”. 

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Marcha del Orgullo LGBT+, Mérida, Yucatán, 2022 – Foto: Lilia Balam

En Baja California Sur, Raúl Pérez es presidente de Codisex Los Cabos y director de Los Cabos Pride, movilización y festival cuya finalidad es “ser espacios seguros para las personas LGBT+ y sus familias”. Ambos eventos conmemorativos ocupan una posición significativa en cuestiones de asistencia y convocatoria a nivel nacional. 

Aunque la comunidad sexodisidente ha salido a las calles por más de 16 años, el festival es una novedad. La primera edición (2022) superó las expectativas con una asistencia de 7.000 personas. Se pretende volver a satisfacer el entusiasmo de les asistentes. 

Bajo el lema “Marchemos Juntrans”, Los Cabos Pride hará uso del Paseo del Malecón Lote 8, “zona muy concurrida” que, al ser “corazón de Cabo San Lucas”, se destina a actividades turísticas. El significado de dicha locación no es algo menor; expone una de las singularidades del actual rumbo de la Marcha del Orgullo en el estado: el Fideicomiso de Turismo de Los Cabos, el cual, como muestra el sitio web del Gobierno estatal, es un sujeto obligado. Al respecto, Raúl explica:

“[El fideicomiso] ha estado a la vanguardia, siempre buscando alternativas. Fuimos uno de los destinos que se recuperó más rápido después de la pandemia. Fue gracias al trabajo que se ha hecho de la mano de la Marcha y el turismo incluyente. Buscamos esto hace 10 años porque siempre vimos la oportunidad de un beneficio que redundara en la economía. Lamentablemente, hace 10 años no estaban las condiciones adecuadas para hacerlo. Además, gracias al fideicomiso se va a tener un 100% del LGBT Travel, que es un espacio que solamente ha tenido lugar en Europa. Es la primera vez que se hace en Latinoamérica”. 

Anexo a ser “uno de los patrocinios más importantes”, esta vía de financiamiento da continuidad a la estrategia para posicionar a BCS entre las principales tendencias del llamado turismo rosa. Actualmente, la entidad cuenta con la certificación por parte de la Secretaría de Turismo. Sin embargo, desde la dirección de Los Cabos Pride se rescata que “no por empezar a certificar a ciertos prestadores de servicio, en automático, se solucionan las problemáticas de discriminación”. 

Si bien el apoyo del fideicomiso puede considerarse una cercanía con la gestión de la entidad, hay situaciones que no han sido del todo armoniosas. Al momento de pensar en los inconvenientes que enfrentan los comités organizadores, Raúl subraya los problemas de movilidad. 

Independientemente de “ser una ciudad pequeña, pero mal estructurada”, algunas dependencias de Los Cabos (específicamente las de Seguridad Pública y Tránsito) han expresado “cierta resistencia”. Tal postura provocó que se cambiara el día de convocatoria (de sábado a domingo). Otro de los rasgos que hace a BCS un caso particular en la conmemoración de junio es la percepción que se tiene sobre la derrama económica. 

“Desafortunadamente, cuando a la gente le hablas de Los Cabos, inmediatamente se le pone el signo de dólares en los ojos. Eso llega a ser un reto porque, efectivamente, en esta zona se mueve mucho dinero. Pero no es dinero que pertenezca a las asociaciones”. 

Marcha del Orgullo LGBT+, Mérida, Yucatán, 2022 – Foto: Lilia Balam

Por el tamaño, la Marcha y el festival del Orgullo en Los Cabos diversifican sus fuentes para cubrir los gastos.  Según Raúl, se toma como punto de partida la situación particular de les artistas. “Hay personas que sí regalan su trabajo”, introduce. “Pero dependiendo de las posibilidades, se negocia”. Es en estos convenios en los que la multiplicidad de patrocinios se vuelve fundamental. 

“Si hablamos de un escenario que normalmente cuesta $600.000, lo llegamos a conseguir en $150.000. La infraestructura, la pantalla, las luces, todo eso es prestado. Lo que nos cobran es la mano de obra de ingenieros y personas que se encargan del montaje. También tomamos en cuenta la comida y la gasolina. Es una cantidad bastante grande que sin esos apoyos no podríamos realizar, honestamente”. 

Al tener establecido que se necesita de esta medida de financiamiento, Los Cabos Pride garantiza tener criterios para la búsqueda y aceptación de marcas para cubrir los costos de manera parcial. Dada la relevancia de las actividades del sector terciario, el requisito prioritario es que se cuente con un trabajo previo en temas que conciernen a la población sexodisidente.

“Solicitamos que haya una participación LGBT+ en las estructuras de empresas e instituciones. Siempre hemos creído que todo esto es inspiracional. La representación ayuda a que las personas se sientan cómodas dentro de la prestación de un servicio. Como primera instancia, buscamos que haya una sensibilización”. 

Marcha del Orgullo LGBT+, Mérida, Yucatán, 2022 – Foto: Lilia Balam

Días previos a la charla con Raúl, CDMX estuvo de boca en boca por los debates con relación a la 45° Marcha del Orgullo. El debate sobre la transparencia apeló a distintos comités del territorio nacional. Los Cabos Pride coincide en que es “un tema áspero, pero el cual se entiende”, ya que “muchas veces la gente piensa que nos estamos haciendo ricos”. No obstante, también es común pasar por alto las dinámicas que se tienen al interior. 

“Además de los patrocinios, se logra a través de contribuciones muy pequeñas; que si fulanito dio $2.000 o $300. Por fortuna, ahí vamos haciendo la vaquita. La verdad es que nos ha funcionado. La confianza con los proveedores tiene mucho que ver. Tratamos de cerrar las cosas para que, en medida de lo posible, recibamos la menor cantidad de dinero”. 

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Datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que en los primeros dos meses de la pandemia por COVID-19 (marzo y abril de 2020) México registró la pérdida de 12.5 millones de puestos de trabajo

Desde Morelia, Luis Antonio Cortés Salinas (integrante directivo del Comité Organizador de Pride Michoacán) cuenta que durante la emergencia sanitaria “activistas LGBT+ vieron que amistades perdieron sus negocios o no alcanzaban a cubrir los sueldos de las y los empleados”. Dicha situación, comenta, fue el motivo por el cual se acercaron a las autoridades del estado para llevar a cabo Pride Michoacán, evento que en 2022 logró una asistencia que osciló entre las 40.000 y 50.000 personas, acorde con la cobertura de la prensa local. 

Al igual que en otras entidades, en este territorio del centro-oeste de México las movilizaciones por los derechos de las poblaciones sexodiversas responden a una cronología más extensa. Según recuerda Luis, en 2006 la convocatoria de la Marcha —que, por cierto, no se realizaba en junio, sino en mayo— agrupaba “a una veintena de personas”

Dos años después y hasta 2014 tuvo su “periodo de crecimiento” y se caracterizó por “ser de carácter totalmente de protesta contra la discriminación”. En ese entonces, era otro el comité el que estaba a cargo de la organización. 

Para la segunda década del siglo XX, organizaciones de Morelia fueron conscientes de la relevancia del evento para la comunidad y, con la finalidad de favorecer a la situación económica de personas (no sólo LGBT+) que perdieron su empleo, dieron salida a Pride Michoacán con 1000 asistentes en su primera edición. A partir de dicha cifra, para 2022 se estimó una participación de 15.000 personas. 

La respuesta —que no sólo destacó por la cantidad, sino por el alcance en ocho estados y 15 municipios—  colocó a la llamada ciudad de la Cantera Rosa a la par de marchas como la de Guadalajara. Camino a su tercer año, el comité directivo calcula la visita de 70.000 personas. 

En consecuencia, las necesidades aumentan y se complejizan. En 2023, Pride Michoacán montará “un escenario muy especial en la avenida principal de Morelia (Francisco I. Madero) para disfrutar de un espectáculo lleno de talento”. 

Además del apoyo y entusiasmo por parte de quienes se involucran en las actividades conmemorativas del Mes del Orgullo, Luis rescata que el evento ha sido una oportunidad para “sensibilizar a las autoridades”. Detalla que este año el presidente municipal y el secretario de gobierno les han ayudado “en cuestiones de logística”. Es decir: “seguridad, equipo de sonido, medios de comunicación, altavoces, escenario y templetes”. A su vez, señala que “no les han puesto ninguna traba”. 

Sin embargo, el caso de Michoacán tiene un rasgo particular. El Comité organizador “es profundamente diverso”. Entre les integrantes se encuentran personas que “se desempeñan en la función pública”. 

Pese a su amplia convocatoria y los gastos que implica, Luis asegura que “todavía no llegan a los grados” que en CDMX respecto a la demanda de transparentar las dinámicas de organización y gestión financiera. No obstante, en 2023 será la primera vez en la que, mediante una rueda de prensa y la publicación de un informe, Pride Michoacán detallará “qué está poniendo cada quien”. 

Si bien se ha mantenido comunicación con la administración estatal, el Comité ratifica que “todo ha salido de sus bolsillos”. El hecho de que “todas las personas trabajen en distintas cosas como en empresas, el trabajo sexual o la función pública” ha permitido que cubran los costos de “pancartas, lonas, playeras, saldos de celular y gastos ligados al tema organizativo como los traslados y la elaboración de oficios”

Sumado a ello, en 2022, contaron con la aportación económica de antros. “Con unos $7000 u $8000 armamos el Pride Michoacán”, precisa Luis. Respecto a los patrocinios, Morelia también guarda cierta distancia con Ciudad de México, pues “más que recibir insumos económicos o en especie, se hace hincapié en la sensibilización para la contratación de personas LGBT+”.

Otras de las puntualizaciones que se hacen desde este comité es que “la participación no se cobra (…) el acomodo de los contingentes no está determinado por preferencia (…) y la rendición de cuentas se hace para evitar los malentendidos que hay en otras localidades y por propia responsabilidad”. En Michoacán quienes tienen interés, únicamente deben entrar a la página en la que “se lanza un formulario para participar, ya sea a pie o motorizado”.    

Primera Marcha del Orgullo LGBT+ en Meoqui, Chihuahua, 2021 – Foto: Misael García

Cuentas claras, mayores posibilidades de confianza: la importancia de los criterios democráticos en los procesos de organización de las marchas jóvenes 

Al mover el mapa hacia la Región Sur, en el estado de Jalisco se encuentra Zapotlán el Grande, municipio en el que la conmemoración del Orgullo se ha visto atravesada por condiciones propias de ser un evento joven y, en su mayoría, por la discriminación que impera en esta latitud mexicana. En representación de Zapotlán Pride, Osiris Neftali relata que, pese a figurar entre los destinos para un turismo LGBT-friendly, el territorio tapatío mantiene muchas deudas con las poblaciones sexodisidentes. 

En agosto de 2022, algunos medios prestaron atención a la expulsión del párroco Francisco de Jesús Contreras Figueroa tras varias denuncias por homofobia y otros abusos. Sin embargo, “Zapotlán todavía es muy conservador por el tema de la iglesia”. La propia historia de Osiris  —una en la que su familia le sacó del clóset — es el factor que detonó la necesidad de ocupar las calles y recordar que existen personas dispuestas a “apoyar a quienes no saben a dónde o quién acudir”. 

Zapotlán Pride pertenece a Jalisco es Diverso, espacio que —desde el ballet folclórico—brinda posibilidades a las personas LGBTTTIQA+. Además, uno de sus amigos es miembro de Guadalajara Pride, evento que por su amplia convocatoria llama la atención a nivel nacional. 

No obstante, Osiris recuerda haber atravesado por dificultades significativas al convocar a la primera marcha en el municipio. Así como en otras localidades del país, “hay mucha gente interesada en participar”. Pero el estigma que rodea a la zona que vio crecer al muralista José Clemente Orozco impide que “las personas LGBT+ quieran hacerse visibles”

Ciudad Guzmán alberga asociaciones como Zapotlán Vivo A.C., pero sus habitantes no ven un compromiso por parte de las autoridades. Cuando Osiris se acercó a la Cruz Roja Mexicana y a los módulos de Tránsito y Seguridad Pública, la respuesta dejó mucho que desear. Pese a ser un requisito prioritario, la instancia representante del movimiento humanitario nunca se presentó. Lo mismo ocurrió con el personal de tránsito. Por su parte, los elementos de seguridad pública hicieron acto de presencia cinco minutos antes de que empezara el recorrido, al cual no apoyaron. 

La falta de atención y responsabilidad en la garantía del derecho a la protesta no fue el único reto que enfrentó Zapotlán Pride en su edición piloto. Al momento de solicitar patrocinio  —”una labor muy tediosa”, acusa —, “las marcas fuertes le cerraron las puertas”. Empero, los criterios para la búsqueda en 2023 se mantuvieron intactos. 

“Buscamos a las empresas que sean más sólidas y que tengan la apertura de recibir a trabajadoras/es que son parte de la comunidad. También quisimos apoyarnos en comercios locales. Se han redactado muchas cartas para buscar patrocinios, pero ha sido complicado por el tema de la ciudad”. 

Según comenta Osiris, la negativa es una constante en el municipio, incluso para los bares. “Alguien quería hacer una noche diversa; se autorizó, pero pusieron muchísimas trabas”, manifiesta. 

Pese a la experiencia de 2022, Zapotlán Pride —al definirse “sin fines de lucro”— no tiene intenciones de desistir. Bajo “una visión realista de lo que se tiene y lo que no”, se espera que en cinco años “se cuente con más participación de otros municipios y de la gente en general”. 

Para hacer esto posible, Osiris considera que la transparencia sobre los procesos logísticos y de financiamiento es una pieza clave para “desmontar tabúes” y alentar a dinámicas más comunitarias. Con todo y los obstáculos de por medio, Zapotlán Pride asegura “haber puesto todo sobre la mesa”. 

A través de redes sociodigitales se dio seguimiento a las respuestas por parte de las autoridades (especialmente con Seguridad Pública) y actualizaciones sobre los patrocinios”. Igualmente, se acordó que la convocatoria para el evento de cierre se mantenga abierta. 

“Fuera de las organizaciones independientes se cree que [la Marcha] se hace con fines económicos o para obtener algo. Por eso, [con la transparencia] se da pie a mostrar que los comités son puros; lo hacemos de manera neutral y para la comunidad. Es necesario que la gente entienda que somos personas normales”. 

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Marcha del Orgullo LGBT+ Iztapalapa 2023 – Foto: Alcaldía Iztapalapa

A poco más de 70 kilómetros de Zapotlán, se ubica la capital de Colima, entidad que alberga a una Marcha LGBTTTIA+ relativamente joven. Es cierto, a finales de los 70, activistas viajaron a Ciudad de México —en ese entonces, Distrito Federal— para unirse a los contingentes que caminaron por las inmediaciones de la calle Río Lerma. Sin embargo, las movilizaciones de “carácter independiente” datan desde 2014. 

En representación de Orgullo Disidente, Irving platica que lo que ha ocurrido en los últimos años es “una apropiación por parte de las organizaciones del movimiento LGBT+”. Durante un largo tiempo  —más de una décadala Marcha se consideró “un evento oficial” por estar a cargo del Gobierno estatal. 

A través de la Secretaría de Desarrollo Social, las distintas administraciones llevaban a cabo una serie de actividades que, propiamente, “no se convocaban como marchas”. En lugar de realizarse en junio, eran para conmemorar el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia (17 de mayo). 

Desde la perspectiva de Orgullo Disidente  —que se autodefine como “anticapitalista” — “era un intento por despolitizar y, en su lugar, darle un significado muy institucional”. En medio del fortalecimiento y la organización de la sociedad civil (proceso existente, pero más evidente después de la primera década de los 2000), la comunidad sexodiversa de Colima “reclamó independencia y autonomía”. Dicha demanda provocó roces en el activismo, especialmente en el de la vieja guardia. Así como recuerda Irving:

“Existían espacios LGBT dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), los municipios y algunas organizaciones que trabajaban muy de la mano con el gobierno”. 

Además de las fricciones al interior de las sexodisidencias, tomar distancia de representantes de la política formal implicó cambios en la logística. De acuerdo con Orgullo Disidente, para evitar situaciones como la de 2022   —reclamos a las “organizaciones que llevan la Marcha de la mano del gobierno” — el Comité de Colima  —uno “conformado de la manera más plural posible y bajo criterios de transparencia y de recuperación del sentido político” — se reúne de manera mensual para, consecuentemente, emitir una convocatoria en la que se detallan los gastos a considerar. Por ejemplo: “banderas, pancartas, equipos de sonido, templete para eventos culturales y transporte”.  

Durante las sesiones, relata Irving, también se habla de los patrocinios. Hasta 2023  —primer año en el que se llevará a cabo una marcha encabezada por el Comité — se tiene claro que:

“No se busca a figuras políticas porque en 2022 una de las críticas fue que se recurrió a un diputado panista para pedirle dinero. Pero la molestia no sólo fue esa, sino que se tomó una foto, lo cual se leyó como una utilización de la comunidad para la limpieza de ciertas posturas conservadoras”. 

Respecto a la presencia de marcas, se sabe que hasta el momento no se han presentado propuestas más que de “microempresas o medianas empresas que, en su mayoría, son de personas del comité”. Además, “como la Marcha del Orgullo en Colima es algo nuevo no ha habido el tipo de presión” que en CDMX. Otro acuerdo que se tiene al interior es que se priorice el sentido de protesta, lo cual impacta de manera directa en el acomodo de los contingentes.

“Cuando los colectivos retomaron la organización, se estableció que hasta enfrente vayan los activismos con exigencias, atrás la parte celebrativa y hasta atrás las figuras políticas interesadas”.

Según expresa Irving, no respetar estas normas que parten de una postura ética provocaría que “se convirtiera en un evento de Ticketmaster”. Sumado a los acuerdos establecidos, el comité colimense valora como imprescindibles los ejercicios de transparencia y rendición de cuentas. Esto no sólo tiene que ver con el pinkwashing político. También es una forma de hacer frente a la “marcha como actividad turística, tendencia global de mercantilización que gana fuerza desde los 90”

Marcha del Orgullo LGBT+ Iztapalapa 2023 – Foto: Alcaldía Iztapalapa

Bajo el propósito de no “relegar el Mes del Orgullo a partidos, marcas o comités cerrados o mafiosos”, en Colima las personas involucradas en la organización recurren a la autogestión y los eventos para la recaudación de fondos. 

“La planeación y cobertura de los gastos siempre son temas que pesan, pero que van saliendo. Siempre se suman personas que apoyan con lo que pueden. Ya sea que donen o aporten con trabajo material o inmaterial”. 

Si bien tienen presente que, por el tamaño y la comunicación, en la entidad “es más sencillo” abordar el tema del dinero, debe ser una constante en otras partes de la República Mexicana a través de foros, ya que no sólo está ligado a la logística o el financiamiento. Tiene que ver con “la recuperación del sentido contestatario”, el cual no está peleado con la celebración. 

“Si se quiere ir de fiesta, está bien porque parte de la lucha también consiste en celebrar existir, siempre y cuando esté aunado a la defensa de los derechos que no están dados del todo y que incluso podemos perder. Se trata de ir construyendo un movimiento real. Todavía estamos en un estado muy embrionario. Encontrarnos en los eventos de organización de la Marcha LGBTTTIQA+ implica reencontrarnos con otras formas de pensar y tejer lazos”

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